Comprendiendo a los microplásticos y nanoplásticos y su papel en la salud del embarazo humano
Palabras clave: plásticos, medio ambiente, embarazo, crecimiento fetal, placenta
Los microplásticos y nanoplásticos (MNP) son diminutas partículas de plástico resultantes de la descomposición de productos plásticos más grandes, como envases, fibras textiles o materiales sintéticos. Los microplásticos suelen ser menores de 5 milímetros (más pequeños que una semilla de sésamo), mientras que los nanoplásticos son tan pequeños que únicamente se pueden ver con un microscopio. Estas partículas se han extendido por nuestro entorno: se encuentran en cualquier lugar, desde el aire que respiramos hasta los alimentos y el agua que consumimos, y muchos de los productos que utilizamos a diario.
Artículos cotidianos como botellas de plástico de un solo uso, envases de alimentos y embalajes son fuentes importantes de microplásticos y nanoplásticos, tanto en su producción como después de su entrada al medio ambiente. Otras fuentes incluyen los equipos de pesca, los textiles sintéticos y los pellets de plástico industriales utilizados en la fabricación. Cuando estos plásticos se desechan o se degradan, especialmente a través de aguas residuales, escorrentías oceánicas o el uso agrícola de películas plásticas, se fragmentan en partículas que dañan el medio ambiente, incluyendo la vida silvestre y la salud humana.
Los investigadores están estudiando cómo estas partículas podrían interactuar con el cuerpo humano. Durante el embarazo, la placenta desempeña un papel vital en el transporte de nutrientes y oxígeno de la madre al bebé, además de programar la salud del bebé en la edad adulta. Comprender si los micro y nanoplásticos pueden llegar o influir en la placenta es clave para comprender los posibles efectos en el crecimiento y desarrollo fetal, así como en la salud futura de los niños y la población.
Gracias a la generosa participación de las familias de BiSC, podemos estudiar estas exposiciones emergentes en muestras humanas reales. Al analizar muestras biológicas de la placenta, podemos comenzar a comprender cuán común es la exposición a los microplásticos, de dónde provienen estas partículas y cómo podrían relacionarse con los resultados del embarazo. Esta información ayuda a guiar futuras investigaciones y respalda acciones basadas en evidencia para reducir la contaminación ambiental y mejorar la salud humana.
Simples cambios en los hábitos diarios pueden marcar una diferencia real con el tiempo. Elegir una botella de agua reutilizable sin plástico (de vidrio o acero inoxidable) en lugar de bebidas de plástico de un solo uso es un excelente primer paso. Dado que gran parte de la exposición a los microplásticos proviene del contacto con plásticos, almacenar los alimentos en recipientes de vidrio, acero inoxidable o silicona de grado alimenticio en lugar de tupperware también ayuda. Finalmente, optar por tejidos naturales como el algodón, el lino o la lana en lugar de sintéticos (poliéster o nailon) reduce la liberación de fibras microplásticas durante el lavado. En conjunto, estas pequeñas acciones ayudan a limitar la entrada de plástico en nuestro medio ambiente y, en última instancia, en nuestros alimentos, agua y aire.
Al participar en BiSC, contribuyes directamente a esta investigación vital sobre los microplásticos y sus efectos sobre la salud, ayudándonos a comprender cómo construir un mundo más limpio y saludable para las generaciones futuras.
Esta publicación ha sido escrita por Bethany Knox, investigadora predoctoral del Proyecto BiSC.