Depresión perinatal: no es sólo cosa del posparto
Poco a poco, la sociedad rompe el tabú y hoy en día se habla más y con mayor naturalidad de los trastornos y enfermedades de salud mental. Las enfermedades mentales tienen un origen multifactorial y son más comunes de lo que podemos pensar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) casi 1 persona de cada 10 tiene algún tipo de problema de salud mental y 1 de cada 4 tendrá en algún momento de su vida.
En cuanto a la ansiedad y la depresión, éstas son mucho más frecuentes en mujeres (9.2%) que en hombres (4%) (Encuesta Nacional de Salud de España, 2017).
La salud mental de la madre puede llegar a afectar al desarrollo de su descendencia. Una enfermedad mental directamente asociada con el embarazo y la maternidad es la depresión perinatal, más comúnmente (y, como explicaremos a continuación, erróneamente) conocida como depresión postparto.
Varios estudios científicos indicaban que esta condición no se detona únicamente después del parto (aunque algunos síntomas pueden verse agravados en ese momento) sino que el inicio de esta enfermedad suele ocurrir durante el embarazo. Ahora, un reciente estudio científico que utiliza datos de más de 11.000 embarazadas de 7 cohortes distintos en 3 países distintos ha determinado que los síntomas depresivos maternos comienzan en las primeras etapas del embarazo y que pueden persistir hasta dos años después del parto.
Dado que la depresión materna tiene serias implicaciones por la madre en sí, así como por su criatura, es de vital importancia detectar y tratar esta enfermedad desde su inicio. Como hasta recientemente se consideraba una enfermedad que se iniciaba en el postparto, en la mayoría de hospitales los seguimientos rutinarios de embarazo no incluyen los correspondientes test para evaluar el potencial riesgo de sufrirla, lo que conlleva que a menudo pase desapercibida.
Es importante que los protocolos se actualicen para incorporar esta medida puesto que de este modo se podrá detectar cualquier problema de depresión perinatal durante el embarazo e iniciar las medidas necesarias para asegurar el bienestar de las futuras madres y que éstas estén en las mejores condiciones posibles para recibir a sus criaturas.
En BiSC también hemos evaluado la evolución de la depresión perinatal desde el tercer trimestre del embarazo hasta los 28 meses del niño. En nuestro caso, queremos evaluar principalmente cómo factores ambientales y de estilo de vida pueden afectar a la aparición de esta enfermedad. Esperamos tener los primeros resultados pronto.
Esta noticia ha sido editada por Ioar Rivas, investigador del Proyecto BiSC.