El proyecto ALTER analizará la microbiota intestinal de los niños y niñas BiSC
El conjunto de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que viven en un hábitat concreto conforman lo que se conoce como microbiota. De microbiotas podemos encontrar en nuestro entorno (en la hoja de un árbol, en una piedra volcánica, en el hielo ártico…), así como en nuestro organismo (en la piel, en el intestino, en la boca. .). Normalmente la relación entre nuestro organismo y la microbiota es de beneficio mutuo (lo que se conoce como simbiosis). A veces, sin embargo, hay ciertas disfunciones que pueden tener un efecto negativo en nuestra salud, ya sea porque una bacteria que aporta beneficios deja de estar presente, o bien al contrario, una que provoca infecciones entra en nuestro organismo y causa enfermedad (por ejemplo, la conocida Salmonella). Del mismo modo, en otras ocasiones los efectos positivos o negativos dependen de la cantidad relativa de ciertas bacterias en una zona concreta de nuestro organismo y de la relación que los distintos microorganismos establecen entre ellos y con nuestro sistema inmunitario. De hecho, se calcula que entre el 75-80% del sistema inmunitario se sitúa en el intestino, donde juega un papel muy importante, por ejemplo, evitando la entrada de microorganismos en el sistema circulatorio. Además existe una estrecha relación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso, hasta el punto de que se habla del sistema digestivo como un “segundo cerebro”.
Hay estudios que indican que la exposición a contaminación del aire podría estar afectando a la composición y funcionamiento de la microbiota, provocando alteraciones en el intestino y afectando a la salud inmunitaria, así como al propio sistema nervioso y al cerebro. En el marco del proyecto ALTER (Contaminación del aire, microbiota intestinal y neurodesarrollo en los primeros 24 meses de vida), financiado por el Instituto Carlos III, evaluaremos el impacto que la exposición pre y postnatal en la contaminación atmosférica tiene sobre la composición de la microbiota intestinal en los dos primeros años de vida. También se pretende explorar si los impactos de la contaminación del aire en la microbiota intestinal tienen implicaciones para el neurodesarrollo de los niños. El estudio se realizará gracias a la participación de la familias BiSC, especialmente aquellas que han podido aportar muestras de heces de sus hijos e hijas a los 6 y/o 18 meses de edad. Los análisis de las muestras empezarán este verano y continuarán hasta el próximo verano. A finales de 2023 esperamos poder volver a las familias con la información de la composición de la microbiota intestinal de sus hijos e hijas.
Así pues, muchas gracias por sus esfuerzos e implicación en el proyecto BiSC, que han permitido poder sacar adelante este nuevo proyecto, ¡y muchos más!
Más información del proyecto en: https://www.isglobal.org/en/-/alter-proyecto-polucion-microbiota-intestinal-neurodesarrollo-bebes

Arrieta et al. The intestinal microbiome in early life: health and disease. Front. Immunol., 05 September 2014 | https://doi.org/10.3389/fimmu.2014.00427
La noticia ha sido redactada por Mireia Gascón, investigador del proyecto BiSC.